06 enero, 2008

Adiós

No era inmortal ya que moría todas las mañanas cuando la gente se despertaba. Sin embargo iba y venía del limbo. Revivía por las noches cuando la gente dormía, por las tardes cuando alguien decidía tomar una siesta o incluso con algún alumno vago que le brindaba vida con su mente desviada de clase.
Pero ese día, luego de trillones de días y noches, de años y lustros, de vivir en cabezas de hombres y mujeres, de niños y perros, Don Sueño tomó una decisión.
Se metió en la cabeza de un inventor sonso que él detestaba porque no reconocía la belleza de soñar y sólo soñar, sino que trataba de convertir los sueños en realidad. En esa cabeza inventó la computadora.
Fue así como su suicidio definitivo se llevó a cabo. Luego de varios centenares de vidas y muertes más, la computadora había sido inventada, la robótica también, con ellas más tarde la inteligencia artificial.
Don Sueño no volvió a revivir nunca más. Ningún ser vivo se acordó jamás de él. Estaban demasiado atareados tratando de persistir.

2 comentarios:

Recóndita manera de vivir dijo...

que bonito lo escrito :)
un beso!
Giselle.

tormenta dijo...

este creo qe es el qe mas m gusta